24 de Julio, 2024
La clave tributaria en la reducción de la informalidad
Diario Financiero, 23 julio 2024.
Hasta antes de la pandemia, los programas sociales se veían como un sistema totalmente diferente y desconectado del sistema tributario. Este último solo proveía los recursos necesarios para el financiamiento del gasto estatal, que incluye el sistema de protección social.
Durante la pandemia, se otorgó al Servicio de Impuestos Internos (SII) la función de entregar la información necesaria para administrar la entrega de subsidios, la que se ha consolidado. Hoy, también, la Tesorería General de la República cumple un rol en la implementación de políticas sociales.
Ahora debemos plantearnos como país la necesidad de avanzar un paso más y estudiar cómo el sistema tributario puede colaborar, para lograr objetivos que van más allá de lograr una buena recaudación; como es, por ejemplo, la reducción de la informalidad.
La gran mayoría de los beneficios sociales está diseñada con una mirada de focalización, hacia grupos de menores ingresos. Parece una política razonable, ya que el Estado carece de recursos suficientes para entregar cobertura universal. No obstante, con la focalización hemos introducido un tremendo incentivo para ocultar ingresos y, con ello, aumentar la actividad informal. Más de un lector recordará el caso de alguien que escondió sus verdaderos ingresos para acceder a un subsidio o para que sus hijos no se quedaran sin gratuidad.
Las medidas para reducir estas conductas de ocultamiento no son simples. Si el país no está en condiciones de financiar subsidios de manera universal, tampoco puede contar con un ejército de fiscalizadores que visiten hogares y procesen la información necesaria para detectar el ocultamiento o adulteración de antecedentes. Tampoco es razonable desviar a entidades fiscalizadoras de su función para que asuman roles que les son ajenos.
Pero la política tributaria sí puede hacer algo desde el diseño. Un paso importante podría darse no solo en entregar subsidios, pensando en quienes no muestran tener ingresos, sino que también para quienes son capaces de desarrollar un esfuerzo en la ejecución de conductas deseables y que permitan al Estado tener más información.
Según nos explicaba un experto tributario canadiense, una buena política de dicho país es la entrega de un subsidio estatal por cada hijo, sujeta a ciertas condiciones. La más importante es la declaración de impuestos en forma anual por parte de los padres. Algo parecido se podría pensar en Chile para la obtención de algunos beneficios.
Esta presentación permite ingresar masivamente a las personas al sistema y ser conocidos e implica también la posibilidad de ser fiscalizados por la autoridad tributaria. A mediano plazo, a pesar de un desembolso inicial mayor por un subsidio, puede significar una mayor recaudación al disminuir el interés en ocultar ingresos.