03 de Marzo de 2014

Acerca de la Probidad

Es importante que nuestros jóvenes comprendan que la plata hay que ganarla trabajando duro y limpiamente. La tentación de olvidar la forma no es algo escaso hoy en nuestro medio.

Están en el tapete el significado y el alcance del concepto de probidad. Empresarios, ejecutivos y trabajadores estamos expuestos a cada día a cuidar las buenas costumbres y la ética en los negocios. También en la política, la probidad de parlamentarios y funcionarios de gobierno es clave para que puedan ejercer sus cargos de manera correcta.

En mis 34 años de ejercicio profesional, me he enfrentado a muchas situaciones en que he tenido contrapartes no probas. En general, me gusta enfrentar a los sinvergüenzas, cuestión muy poco habitual en nuestro medio. El chileno en general prefiere mirar para le lado y “evitarse” problemas.

Hace ya muchos años fui gerente de una empresa que comercializaba carne de vacuno. Cuando adquirimos la empresa, nos dimos cuenta de que coimeaban a más de algún comprador relevante.

Cuando eliminé la “práctica”, el gerente saliente me dijo que así funcionaba ell negocio y que de cambiarlo, la empresa sufriría mucho. Cambiamos todo y la empresa ganó más de manera honesta. Al poco tiempo, constaté que Carabineros de Chile no licitaba sus compras de carne. Por el contrario, le compraba a una empresa vinculada a un oficial en retiro. Costó mucho hacer entender al alto mando lo impropio del sistema y la necesidad de que se cambiaran los procedimientos. 

En mi actividad como head hunter, me ha tocado una par de casos en que directores de empresas me han ofrecido promocionarme como head hunter en la empresa donde eran directores, a cambio de que yo promoviera como mejor candidato para el cargo vacante a un conocido suyo. Ante mi negativa de seguir conversando con ellos, se sorprendieron de mi inflexibilidad. 

Lamentablemente, los casos de falta de probidad son mucho más frecuentes de lo que la gente cree o percibe. Lo peor de todo es que nuestra sociedad es muy permisiva frente al “chanta”. Al poco tiempo, el responsable de la fechoría es reaceptado por la sociedad y nadie castiga nada.

Es importante que nuestros jóvenes comprendan que la plata hay que ganarla trabajando duro y limpiamente. A los que se creen muy listos, mirando en menos al “pajarón” que trabaja mucho, tarde o temprano les llega la hora, y cuando se les acaba el recreo, a quien miraron en menos es después quien les dará trabajo.

La tentación de olvidar la forma no es algo escaso en nuestro medio. Hay muchos jovencitos campeones de la soberbia, que se jactan de trabajar poco y disfrutar mucho. No se engañen  los demás, pues a quienes van tan rápido dando cátedra de habilidad, tarde o temprano se les acaba el oxígeno y caen estrepitosamente. 

La falta de probidad también está presente en muchos trabajadores comunes y corrientes, que por el hecho de no ser dueños se creen con el derecho de engañar a sus empleadores o a quienes les dieron confianza y la oportunidad de un trabajo honorable. Pareciera que robarle al rico no fuese una falta grave. Craso error, la probidad no debe tener excepción. Tras polares y cascadas, huelgas en puertos y servicios públicos, que cada uno haga su examen de conciencia y si hubo error (no solo legal) que se reconozca la falta y se enmiende el rumbo. No vengamos con el cuentito de que esperemos que se acabe el juicio. Los buenos abogados se encargan, por un buen honorario, de alargar los jui9cios para siempre. Lo que buscamos los ciudadanos comunes y corrientes es una actitud que tenga siempre presente que no es malo ganar dinero, pero más importante aún es cómo se gana el dinero.

 

Andrés Montero Jaramillo - Egresado Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile - 

El Pulso 11 de Febrero 2014

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