Bajo el anuncio de un plan de financiamiento para la reconstrucción del país, que contempla un aumento al Impuesto de Primera Categoría de 3% para el año 2011 y una reducción de un 1,5% para el año 2012, volviendo a su nivel actual de 17% el año 2013, es necesario reflexionar acerca de si lo anunciado constituye realmente un alza en los impuestos a las empresas o simplemente un préstamo por parte de éstas al fisco. En relación al incremento del impuesto empresarial y al impacto de éste en los medios, se debe recordar que nuestro sistema impositivo se basa en que la tributación definitiva de las rentas ocurre sólo cuando éstas se consumen, lo cual significa, que éstas tributan irreversiblemente en la medida que los propietarios las retiran de las empresas. Lo que las empresas pagan como impuesto de primera categoría, dada la estructura del sistema chileno, se utiliza para financiar el impuesto final resultante (Impuesto Global Complementario o Adicional), pudiendo incluso ser devuelto a los propietarios de las mismas, en la medida que los impuestos finales resulten menores al impuesto empresarial. Si se considera que el incremento anunciado afecta a grandes empresas, y que en términos simples los propietarios de éstas son personas que se sitúan dentro del grupo de individuos afectos a tributación, se observa que estos últimos tomarán el impuesto pagado por las empresas para pagar sus propios impuestos finales. Como lo anterior ocurre en forma diferida, es decir, las personas no retiran el dinero de las empresas el mismo año en que las utilidades se generan, se desprende que el fisco utilizará el mencionado incremento para financiar parte de la reconstrucción del país. De lo expuesto, se puede concluir, que al no establecerse un incremento al Impuesto Global Complementario o Adicional, todo aumento que se aplique a nivel de las empresas constituye simplemente un préstamo por parte de éstas al fisco.