30 de Noviembre de 2009

Aplicando la Teoría de Juegos en el Mundo Real

Enrique Manzur M., Ph.D. Profesor Departamento de Administración Facultad de Economía y Negocios Universidad de Chile

El principal objetivo de la teoría de juegos es predecir el resultado de la interacción entre individuos, grupos o empresas cuyas acciones son interdependientes. Esto implica que los efectos de las acciones que toman las empresas no sólo dependen de la acción en sí misma sino también de las reacciones, o falta de ellas, de los competidores. Para anticipar y tratar de entender cómo la competencia reaccionará frente a una determinada acción competitiva, es necesario ponerse en el lugar del otro y analizar la situación y las diferentes alternativas desde su perspectiva. Lo anterior implica conocer, o al menos suponer, cuáles son los objetivos estratégicos de la competencia, sus fortalezas y debilidades. Para analizar como otros jugadores reaccionarán ante una determinada acción, es necesario ponerse en el lugar del otro. Por ello, existen tres elementos básicos que deben ser analizados para entender la esencia de la teoría de juegos, estos son: (1) la continuidad o de la interacción, (2) el grado de comunicación y (3) los objetivos de los participantes. El primer punto se refiere al hecho que los incentivos para los participantes serán diferentes si se trata de un juego que los enfrenta por una única vez o si se seguirán enfrentando continuamente. Si hay continuidad en la interacción existe la posibilidad de tomar represalias en caso de haber sido atacado o de premiar o retribuir la cooperación, por lo que las posibilidades de cooperación aumentan. Segundo, aún cuando los competidores no se comunican en forma directa, muchas veces ellos proveen información indirectamente a través de sus acciones. Esto se conoce en la literatura de estrategia como teoría de señales. Una señal de mercado es cualquier acción de un competidor que entrega información directa o indirecta de sus intenciones, motivos, objetivos o su situación interna. En general, una señal es más creíble si es costosa, es decir las acciones concretas son más creíbles que las palabras. Por último, para ponerse en el lugar del otro y analizar el juego desde su perspectiva, es necesario entender cuáles son los objetivos del otro. En el caso de las empresas usualmente se asume que el objetivo primordial es la maximización de utilidades. Sin embargo, la empresa como tal es una abstracción y quienes toman las decisiones con sus ejecutivos. Por lo que el nivel de racionalidad de la empresa está directamente ligado al nivel de racionalidad de las personas o grupos, al que normalmente nos referimos como la “administración”. Esto sumado a la separación de la propiedad y el control puede generar la aparición de objetivos distintos a la maximización de utilidades, lo que se conoce como problema de agencia haciendo aún más difícil el predecir la posible respuesta a una determinada acción competitiva. Aún no existe consenso de los beneficios y limitaciones de la aplicación de la teoría de juegos en el ámbito de los negocios. Los más críticos insisten que la teoría de juegos no hace más que identificar características básicas de estrategias de negocio. Quienes abogan por ella, sugieren que la teoría de juegos puede aislar en forma efectiva aspectos estratégicos fundamentales y clarificar el pensamiento estratégico. En su favor señalan que los tres pioneros en el campo de teoría de juegos recibieron el Premio Nobel de economía en 1994 y que sus conceptos básicos han sido integrados en los programas de los mejores MBA del mundo. Quizás, el mayor aporte de la teoría de juegos en la importancia de ponerse en el lugar del otro antes de tomar una decisión y tratar de predecir las posibles respuestas y su efecto neto.

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