31 de Agosto, 2020
Beneficios de la pandemia
*Publicada en diario La Tercera el 28 de agosto
No cabe duda de que la pandemia del COVID-19 es la perturbación negativa más importante que ha debido soportar la sociedad y la economía mundiales desde la Gran Depresión. Sin embargo, podría traernos algunos beneficios, que surgen de los esfuerzos que los países, las empresas, las organizaciones sin fines de lucro y las personas estamos haciendo para mitigar su impacto.
Voy a comenzar con mi propia experiencia. Para dar mis clases en la Facultad donde ejerzo como profesor, he tenido que usar la modalidad en línea para entregar los contenidos de los cursos que dicto. Y esta modalidad puede subdividirse en elementos sincrónicos (donde profesor y estudiantes deben estar conectados mediante alguna plataforma al mismo tiempo) y en otros que son asincrónicos, a los cuales los estudiantes pueden acceder en cualquier momento. Estos contenidos son clases grabadas de antemano o videos (los TED talks, por ejemplo). Esta forma de hacer clases está para quedarse, por lo menos en algunos aspectos. Las clases presenciales no se van a terminar, pero sí van a ser complementadas por clases no presenciales en sus dos modalidades.
Más aún, ¿por qué no podría Chile exportar a otros países de habla hispana cursos, diplomados y eventualmente programas completos que tuvieran elementos sincrónicos y asincrónicos? Nosotros en FEN estamos ofreciendo programas de Magíster en ciudades de regiones e incluso en el extranjero (tenemos cuatro programas en Panamá). Para entregar estos programas, nuestros profesores tienen que viajar regularmente a los lugares donde se imparten. Pero la tecnología nos permite ser mucho más efectivos y tener estudiantes en n mismo programa o curso que vivan en distintas localidades o países, puesto que todos, a través del internet, se pueden conectar entre sí y con sus instructores. Las posibilidades que se abren son extraordinarias. Y, por supuesto, la educación se convertiría en un servicio exportable que no va a necesitar del desplazamiento de profesores o estudiantes.
Esto mismo puede ocurrir en otros campos, y de hecho ya está ocurriendo. Ya hay empresas chilenas incursionando en telemedicina. Los más diversos servicios pueden también exportarse utilizando el internet, por ejemplo, espectáculos culturales o servicios de consultoría económica, legal, de ingeniería, etc. Aún cuando se necesitase un componente presencial de contacto entre prestador y usuario, el componente ya sea sincrónico o asincrónico por internet podría ser un elemento mucho más importante de lo que ha sido hasta ahora. ¿No se nos podría ocurrir que en la necesaria diversificación de la producción y exportaciones que ha Chile le está penando este tipo de servicios podrían tener un lugar importante?
Manuel Agosin
Académico Depto. Economía