16 de Octubre de 2015

Desempleo y Productividad

“…la estabilidad de las tasas de desempleo es una buena noticia en el corto plazo, pero es el resultado de un problema mucho más profundo en la economía chilena, y es el bajo crecimiento de la productividad…”.

La gran mayoría de las economías emergentes, en particular de América Latina, ha sufrido una importante desaceleración económica. En este escenario de debilidad, las tasas de desempleo han sido relativamente estables, algo que para algunos analistas parece ser sorprendente. En la región, economías como Chile, Colombia, México y Perú están creciendo en torno a 2,5% y sus tasas de desempleo se han mantenido estables. Incluso el desempleo en Brasil comenzó recién a aumentar de manera relevante a principios de este año, una vez que entró en una recesión bastante severa.

En el caso de Chile se han buscado explicaciones que, aunque parciales, no dan cuenta de la causa más importante de este fenómeno, ni menos del patrón internacional. Las explicaciones más comunes son que la fuerza de trabajo crece poco y el empleo público mucho. El empleo en doce meses ha crecido en casi 180 mil puestos de trabajo, mientras la fuerza de trabajo aumentó en 170 mil personas, lo que produce una caída en el número de desempleados. Pero es normal que la fuerza de trabajo y el empleo se muevan juntos en el tiempo. Por otra parte, el empleo de la administración pública creció en 25 mil puestos en doce meses, algo por encima del promedio histórico, pero solo la tercera parte de lo ocurrido en la primera mitad de 2012. En consecuencia, nada de esto haría cambiar de manera significativa la evidencia de que el desempleo ha sido relativamente estable, a pesar del débil crecimiento.

No obstante, esta evidencia tiene una explicación más sencilla y no debería ser sorprendente a la luz de lo que hemos aprendido en economía ni de mirar lo que pasa en el mundo. La desaceleración económica ha sido severa, por razones cíclicas, que en el caso chileno se agravó por el ciclo de la inversión minera, y por razones estructurales; es decir, el crecimiento de largo plazo, o potencial, es menor. Y es este segundo factor el que explica la estabilidad de la tasa de desempleo. La creación de empleo, a pesar del poco crecimiento de la actividad, tiene como contraparte un bajo crecimiento de la productividad y eso es precisamente lo que ha ocurrido. Los economistas resumimos esto en la ley de Okun, por la cual cuando una economía crece a su potencial, el desempleo es estable. Por cada punto que una economía crece por debajo de su crecimiento potencial, el desempleo aumenta entre 0,2 y 0,4 puntos porcentuales. Tal como la reciente evidencia lo sugiere, y el Banco Central lo ratifica en su último Informe de Política Monetaria, el crecimiento potencial de la economía chilena está actualmente cerca de 3,5%. Por lo tanto, la desaceleración actual resultaría en aumentos bajos de la tasa de desempleo, y es así como en agosto la tasa de desempleo llegó a 6,5%, siete décimas más que su mínimo para este mes hace dos años.

El lento crecimiento de la productividad también se observa en todo el mundo desde la salida de la crisis financiera, y sin duda es una preocupación global. Es difícil encontrar otro período en la economía global donde haya habido una caída de la productividad tan generalizada entre países.

Si el desempleo estuviera aumentado de manera importante, sería una indicación de que el componente cíclico de la desaceleración sería más relevante, y aumentar los estímulos monetarios y fiscales sería la solución recomendable. Pero ese no es el caso hoy, y a pesar de que las políticas fiscales y monetarias deben seguir un curso coherente con la debilidad actual, el problema principal es la baja productividad. Asimismo, la severa caída del precio del cobre requiere de una fuente reasignación de recursos a otras actividades exportadoras y sustituidoras de importaciones. La depreciación del peso ayuda mucho, pero también debe haber movilidad.

La estabilidad de las tasas de desempleo es una muy buena noticia en el corto plazo. La fracción de chilenos que quiere trabajar y no puede hacerlo, no ha estado aumentado de manera alarmante. Esto no quiere decir que los empleos sean mejores, como lo indican las cifras de aumento de los cuenta propia. Sin duda, esto revela el gran problema que ha enfrentado la economía chilena por años, y es el bajo crecimiento de la productividad. Así lo confirman las cifras recientes del Banco Central, el Ministerio de Hacienda y los estudios de Corfo y la universidad Adolfo Ibáñez.

Independiente del gobierno o cualquier intento artificial de manipular las cifras con algún objetivo publicitario, el bajo crecimiento de la productividad ha sido la norma por muchos años. Es bajo esa perspectiva que se debe discutir con seriedad el impacto de las reformas económicas, sociales y políticas que nuestro país tanto requiere. La estabilidad de las tasas de desempleo no debe ser motivo de complacencia, pues la calidad del empleo creado depende de la productividad. Sus perspectivas futuras dependerán de la capacidad de la economía de adaptarse eficientemente a los cambios del escenario económico.

José De Gregorio, Académico de la Universidad de Chile, Diario El Mercurio 11 de Octubre 2015

 

 

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