23 de Junio, 2020
Después del Covid
* Publicada en Diario La Tercera el 23 de junio
La sociedad chilena está enfrentando tres crisis simultáneas: la crisis social, la crisis sanitaria y la crisis económica. Esta última estará con nosotros por un largo período después que hayamos superado la emergencia sanitaria. Chile saldrá de esta última con una tasa de desempleo rondando el 20% de la fuerza de trabajo y enorme capacidad ociosa.
Para salir de esta crisis, no podremos contar con el impulso de las exportaciones, ya que nuestros socios comerciales estarán en situaciones muy parecidas y la demanda externa permanecerá deprimida por largo tiempo. Aprovechemos las holguras productivas para dar respuesta a las carencias que han manifestado nuestros ciudadanos. Si logramos que estos grupos puedan recuperar lo antes posible sus ingresos y seguridad, la demanda interna puede convertirse en el motor de la recuperación. Pero también habrá que tomar en cuenta que el fisco saldrá de la crisis con muy poco espacio presupuestario y que cualquier solución deberá tomar esta realidad como punto de partida.
En primer lugar, la crisis nos ha demostrado que los salarios de un gran número de nuestros conciudadanos son muy insuficientes para una vida digna. Por lo tanto, el empleo y los salarios deben ser prioritarios. Propongo un programa de empleo de emergencia para jóvenes y desempleados y a la vez aumentar el salario mínimo para otros trabajadores a $400 mil pesos. En las circunstancias actuales, un aumento del poder de compra de un porcentaje elevado de la fuerza de trabajo reactivará a las empresas productoras de bienes de consumo, que a su vez podrán contratar más trabajadores. En segundo término, debemos lanzar un programa de vivienda social para terminar con las viviendas infrahumanas que tienen muchos hogares. Tercero, a partir de las prestaciones GES, diseñar e implementar un seguro de salud mínimo para todos los ciudadanos del país, con contribuciones dependiendo de los ingresos de cada cual, implicando subsidios cruzados desde los que pueden pagar a los que no pueden hacerlo. Ello va a requerir más médicos, hospitales y clínicas. Las obras de infraestructura requeridas podrían ser acometidas por asociaciones público-privadas.
Cuarto, el problema de las pensiones de los actuales jubilados y los que están por jubilar debería ser materia de urgente atención. Elevarlas también reactivará la demanda. Por último, un fuerte programa de infraestructura nacional y regional dentro de América Latina, con el apoyo del BID y de la CAF, para facilitar el comercio con nuestros vecinos, le daría un fuerte impulso al comercio y contribuiría a disminuir el desempleo. En suma, la manera de superar el problema económico producto de la pandemia es empezar a solucionar la crisis social, aprovechando nuestros recursos ociosos de trabajo y capital y fortaleciendo la integración con nuestros vecinos.
Manuel Agosin
Académico Depto. Economía