24 de Enero de 2011
Dólar: más vale tarde que nunca
Andrés Sanfuentes
Economista, académico, consultor e investigador.
Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile,
Master of Arts en el Departamento de Economía de la Universidad de Chicago
Publicado por Diario Financiero
Enero 2011
La intervención del Banco Central fue respaldada, no sólo por los exportadores. Los gremios empresariales salieron en su apoyo y Hacienda debe haber respirado con alivio, pues le evitó hacer “sugerencias” públicas.
La “autonomía” del Central mostró sus límites, como suele ocurrir cuando aparecen desequilibrios macroeconómicos, más allá que el tipo de cambio tenía un ”nivel que está en torno a los mínimos coherentes con sus fundamentos de largo plazo” (IPOM 16 de diciembre), una de las frases más graciosas de la reciente historia económica.
El mercado cambiario reaccionó prontamente, guiado por los “economistas overnight”, que mostraron su capacidad para responder rápidamente, pero también su falta de adiestramiento para prever el futuro.
Aparte de la incertidumbre de la inestabilidad internacional, la decisión del Central despejó, en parte, la situación de corto plazo, pero se mantienen elementos no definidos con precisión. La compra de moneda extranjera obliga a una política de “esterilización” monetaria, que incrementará las tasas de interés, para evitar presiones inflacionarias.
Sin embargo, el aumento de las tasas locales hace aún más atractivo a Chile como destino de capitales foráneos de corto plazo, lo cual resulta poco deseable, en un mercado con abundancia de moneda extranjera. La medida complementaria al aumento de reservas del Central sería establecer limitaciones o desestímulos a la entrada de activos financieros, incluso de carácter tributario. Algunos puristas han mencionado que Chile tiene limitaciones por el TLC con Estados Unidos, sin embargo, ese tratado permite salvedades por un año. Además, ¿es posible que el embajador de USA pueda protestar, después del caos que ese país generó en los mercados mundiales y las restricciones que ha impuesto?
Hacienda debería ayudar al Central para aumentar el nivel cambiario y también reducir su volatilidad de corto plazo. Continuar impulsando el proyecto de ley MKB para desarrollar el mercado de derivados y seguros de cambios, o incrementar las líneas de crédito o garantías a exportadores a través del BancoEstado y Corfo es claramente insuficiente para actuar en esta coyuntura. Se necesita repensar la política integral de fomento a las exportaciones, para evitar que continúe su lento crecimiento en la reciente década, incompatible con una estrategia de desarrollo basada en la rápida expansión de las ventas al exterior.
Uno de los elementos decisivos es el tipo de financiamiento del déficit fiscal, no sólo por los efectos indirectos sobre el tipo de cambio, sino por el exceso de recursos en moneda extranjera que está recibiendo el Fisco, por encima de los previstos en el Presupuesto de 2011, que le permitirá un mayor equilibrio en sus cuentas. Él déficit en pesos debería ser financiado con deuda en moneda local.
El tema central del país no es sólo de carácter coyuntural, sino que afecta la estrategia de desarrollo, lo que sólo aparece tímidamente en los diagnósticos como “la enfermedad holandesa”, pero que requiere un debate de fondo y que ha sido evitado, incluso en los centros académicos donde debería estar instalado. ¿Se debe mantener o modificar la actual estrategia de desarrollo si el precio del cobre se mantiene en el mediano plazo? Hay que evitar que Chile quede reducido a dos o tres regiones mineras del Norte, en forma similar a algunos países petroleros que generan muchas divisas y fondos fiscales, pero escaso empleo, transformados en países rentistas.
Si la proyección sobre el precio del cobre hubiera sido diferente a la estimación de un quinquenio atrás, en torno a US$ 0,90 por libra y no los US$ 4 actuales, probablemente la estrategia de desarrollo habría sido revisada.
A pesar que es difícil estimar el precio del cobre en el mediano plazo, es inescapable plantear diferentes escenarios y las distintas estrategias para enfrentarlos.
¿Qué hacer si los próximos cinco años el precio está en torno a los US$ 4 y cuáles son las decisiones para alentar al resto de las exportaciones, o bien se les deja morir? ¿Qué hacer con las políticas fiscal, monetaria, de movimiento de capitales con el exterior y la deuda estatal? ¿Cómo fomentar las otras exportaciones, si se mantiene su apoyo? ¿Qué hacer con la atracción de inversiones extranjeras, debe ser selectiva y establecer un “royalty” en serio a las de cobre?