03 de Noviembre de 2011
Institucionalidad para la ciencia y tecnología
José Miguel Benavente
Director Centro Intelis
Departamento de Economía
Universidad de Chile
13 de Octubre 2011
Diario Financiero
Continuando con la discusión acerca de una institucionalidad de apoyo a la ciencia y tecnología, en la columna anterior se plantearon tres problemas que un buen diseño institucional debería evitar. La inconsistencia dinámica, el problema de agencia y la captura.
Para evitar la captura, la regla fundamental a seguir indica que el diseño de la política no puede estar albergado en la misma institución que ejecuta la política. Ello por cuanto, en primer lugar, se hace muy difícil que aquellos que diseñan los programas sean posteriormente evaluados, pues es de esperar que cuando los diseñen piensen que realmente son programas que buscan mejorar la situación de la ciencia y tecnología. Y segundo, es una buena práctica que quien implemente los programas esté muy cerca de los beneficiarios para así poder acompañarlos durante su desarrollo. Así, una vez que la ayuda no se justifique, será muy difícil quitarla, pues en quien ejecuta no existirán los incentivos a hacerlo y/o estarán presionados por los beneficiarios a no retirarla. Es decir, estarán capturados.
Con respecto al problema de agencia, la manera más clara para poder evitarlo es contar con un diseño institucional donde exista un claro responsable, con nombre y apellido, de las actividades que de esta persona dependan. Esto independientemente del nivel jerárquico que se trate. Si hay espacio para que dicha responsabilidad se diluya, el problema del “comprahuevos“ aparece inmediatamente dando cuenta de un problema en el diseño institucional.
La inconsistencia dinámica se evita al existir una institución que vele porque las políticas de ciencia y tecnología se mantengan en el largo plazo y no dependan de los intereses de la autoridad de turno, y que puedan cambiar conforme cambie la autoridad. Ello pues, si hay algo que caracteriza a la ciencia y tecnología -como también a la educación- es que los esfuerzos que hoy se hacen en estas materias tienen resultados que son sólo visibles muchos años después.
Podemos ver que un Ministerio de Ciencia y Tecnología, tal como proponen algunos, aparece como una de las mejores soluciones para el problema de agencia, ya que la responsabilidad de la política nacional en estas materias tiene un responsable evidente -el ministro de esa cartera. Lo que no resuelve es el tema de la potencial captura. Si las agencias ejecutoras no pueden independizarse de este ministerio en su ejecución, se hará muy difícil evaluar en forma independiente por este ministerio el quehacer de las mismas. Y obviamente un ministerio no evita la inconsistencia dinámica, para ello la figura de una institución de Estado -y no de gobierno- como un Consejo de Ciencia y Tecnología de carácter independiente del gobierno es la solución que algunos países han implementado.
El problema que hoy atravesamos, donde el presupuesto de ciencia, tecnología e innovación se ha visto drásticamente reducido, requiere de que alguien que levante la voz para denunciar la situación. Obviamente que un Ministerio de Ciencia y Tecnología no lo hará, pero sí un Consejo independiente tal como ya está sucediendo.
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