La caída en los precios internacionales del cobre y del petróleo ha hecho noticias e n los últimos meses. El cobre ha caído a cerca de US$2,55 la libra, frente a un valor de US$3,11 en el 2014. La caída en el precio del petróleo ha sido aún más llamativa, de US$100 un año atrás a US$45 en la actualidad. De persistir, estos precios tendrán impactos importantes para Chile, aunque en sentidos contrarios.
Si bien las caídas son significativas, es importante señalar que son caídas respecto a precios bonanza. Nos hemos acostumbrado tanto en los últimos 5 años a precios altos del cobre (en torno a US$3.30), que olvidamos que el precio promedio en los últimos 30 años fue de US$2, en dólares de hoy día, un valor bastante por debajo del precio actual. Por cierto, los costos han subido y la ley del mineral caído, por lo que es razonable esperar que no se repitan tan matemáticamente los precios del pasado. Sin embargo, también es el caso que el costo de la energía actual (insumo principal de la producción de cobre) ha caído a la mitad, por lo que si este precio fuera a mantenerse, perfectamente podría darse el caso de que el precio del cobre se revirtiera a su valor histórico. No es lo que señalan los “expertos”- quienes prevén el precio del cobre en torno a los US$ 3 a futuro- pero estos lo hacen sin tomar en cuenta esta caída en el precio de la energía. De ahí que si el pasado es alguna indicación de su valor futuro, nos esperan caídas adicionales.
En cuanto al petróleo, éste ha sufrido un desplome, con una caída en su precio en los últimos meses de más de 50%, para alcanzar precios menores a US$50 en la actualidad. La caída sorprende, pues nos habíamos acostumbrado a precios del orden US$ 100, como en los últimos 5 años. Sin embargo, nos olvidamos que el precio promedio de los últimos 30 años, incluyendo estos últimos 5, ha sido de US$ 53 el barril, no tan distinto al US$45 actual (y conste que los US$45 era un precio monopólico!). De ahí que si el precio del petróleo fuera a revertir a sus valores históricos, esperaríamos que esta baja fuera más bien permanente que transitoria. Por cierto, el precio del petróleo es más complicado de predecir que el del cobre, pues depende en buena parte de las decisiones de producción del cartel de OPEP.
No obstante, el desarrollo de la tecnología nueva de “shale gas” en USA y el fuerte incremento en la producción norteamericana a que ella ha dado lugar, le está restando fuerza a la OPEP. Este efecto puede ser aún mayor en el futuro ya que es de esperar que se encuentre shale gas en otros países, por lo que la extensión de esta tecnología mundialmente pueda llevar a precios del petróleo permanente más bajos.
Los impactos en Chile de la caída en los precios del cobre y petróleo son contrarios y dependen de cuán permanentes sean. Se estima que de mantenerse la actual caída en el precio del petróleo ello podrá significar un impulso en el crecimiento chileno de 0,5%, nada de trivial si uno lo compara con las actuales proyecciones de crecimiento para el 2015 (sin efecto petróleo), del orden de 2,6%.
La caída en el precio del cobre (casi 20% menos que en el 2014) va en la dirección contraria. No obstante, como el costo de la energía es un componente tan importante en los costos de la minería cuprífera, buena parte de la caída en el precio del cobre será compensada por una caída en sus costos de producción. Como las utilidades del cobre, lo que más importa, tanto para las empresas como para el físico, dependen de la diferencia entre precios y costos, estas se verán mermadas sólo en la medida que los precios caigan más que los costos. Por cierto, si, contrario a las proyecciones de los expertos, el precio del cobre fuera a caer a sus US$2 históricos, grave sería la situación para Chile, pues Chile es mucho más un exportador de cobre que importador de petróleo.
Joseph Ramos, Académico Factudad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Diario La Tercera 17 de Enero del 2015