13 de Mayo de 2008

LOS DOS CHILES

Joseph Ramos Profesor Facultad de Economía y Negocios Universidad de Chile

Mucho se habla de los dos Chiles, el de los ricos y el de los pobres. Hoy quiero hablar de otro dualismo, el de los sectores sin problemas de demanda y esos con problemas de demanda. Los primeros – como el cobre, la energía, la celulosa, la harina de pescado, los granos - gozan de elevados precios, principalmente por la evolución de los mercados internacionales. Los segundos son actividades que enfrentan presión hacia la baja en sus precios por la caída en el tipo de cambio – las exportaciones no tradicionales, como la fruta y el vino, y las industrias nacionales que compiten contra importaciones – o son actividades cuya demanda depende de un mercado nacional crecientemente apretado, actividades como el comercio, la construcción de vivienda y los servicios. El fuerte aumento en los precios internacionales de las actividades sin problemas de demanda (así como la de esos rubros afectados por las heladas el año pasado y la sequía de este) son la principal causa de la escalada inflacionaria de los últimos 12 meses en Chile. O sea, hasta ahora nuestra inflación se debió a un shock de oferta y no a un exceso de demanda. Sin embargo, el temor es que las alzas en estos precios no queden acotados a sus sectores de origen si no que se vayan traspasando por medio de las expectativas y mecanismos de indización a los demás sectores de la economía con lo cuál, de un alza de una vez en los precios de 8% en 2007, se vaya alimentando un aumento permanente en el ritmo de inflación. De ahí las alzas en la tasa de interés del Banco Central para atajar tal “contagio”. En efecto, se quiere evitar a toda costa un “acoplamiento” entre la evolución de los precios entre ambos sectores. Desgraciadamente, alzas en la tasa de interés no frenan los precios de las actividades responsables de la escalada inflacionaria, si no que frenan la demanda y así las alzas de precios principalmente en esas actividades con una ya menguada demanda, con efectos negativos sobre su nivel de producción. Por otra parte, los extraordinariamente buenos precios de los rubros sin problemas de demanda han hecho muy atractivo invertir en su expansión. De ahí que el último catastro de inversiones para ejecutar en el 2008 registra un fuerte aumento, por lo que se espera que la formación bruta de capital fijo en el PIB supere este año el 26% del PIB. En cambio, la inversión y expansión de los sectores con problemas de demanda está frenada tanto por tasas de interés al alza como por expectativas de crecimiento a la baja. El desafío acá es lograr un “acoplamiento” entre ambos sectores, en que la fuerte inversión y expansión de los sectores sin problemas de demanda aliente la inversión y expansión de los sectores con problemas de demanda. Pero eso no se ha dado aún; es más, por ahora parece que la inversión y expansión de ambos sectores siguen caminos contrarios. La política fiscal podría ser la bisagra entre ambos sectores. La bonanza de precios de los sectores sin problemas de demanda ha incrementado los ingresos fiscales, incluso los estructurales. Tal vez la parte más importante de esos recursos deberá ser utilizada para igualar oportunidades entre chilenos. Pero parte importante deberá ser volcado directamente hacia los sectores productivos con problemas de demanda tanto en mejorar su productividad y competitividad como inyectarle mayor demanda. En efecto, así como la política monetaria tiene la función de evitar el acoplamiento de los precios entre ambos sectores, me parece que la política fiscal tiene la responsabilidad de lograr el acoplamiento productivo entre ambos sectores. Sólo así se podrá superar el actual dualismo productivo y acoplar e integrar los dos Chiles.

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