31 de Marzo de 2008

Mirando el Futuro Aprovechando el Presente

Enrique Manzur Mobarec Ph.D Académico Departamento de Administración Facultad de Economía y Negocios Universidad de Chile emanzur@unegocios.cl

El comienzo del 2008 crea el ambiente propicio para analizar y reflexionar en múltiples facetas y tópicos del quehacer nacional. Parece el momento adecuado para hacer un balance de lo realizado e intentar predecir lo que nos espera en el futuro. Por ello en esta época abundan los datos y proyecciones respecto a lo que nos deparará el año, especialmente, en los ámbitos económico, político y social. Para no ser redundante me permitiré alejarme por un momento de esa discusión. A nivel personal el inicio de un nuevo año también se asocia con proyecciones, expectativas y planes para el futuro. Pensamos en lo que queremos lograr, definimos objetivos, metas y planes que concentrarán nuestra atención sueños y energía. Sin embargo, este proceso debe considerar que nuestra vida transcurre en el día a día y que muchas veces un énfasis desmedido en el futuro puede provocar que descuidemos el presente sobre el cual se va efectivamente construyendo nuestra vida y las relaciones con nuestros seres queridos. Como muy bien lo planteó John Lennon en su canción Beatiful Boy, dedicada a su hijo Sean: “Life is what happens to you while your busy making other plans” que en una traducción libre sería algo así como la vida es aquello que nos ocurre mientras estamos ocupados haciendo otros planes. Ciertamente estas palabras resultan aún más impactantes y profundas si consideramos que Lennon las escribió sólo un par de meses antes de su trágica muerte. Pero no es sólo en casos extremos sino que también en lo cotidiano en que se requiere lograr un balance entre disfrutar el presente y la ansiedad y expectación por lo que nos depara el futuro. Permítanme graficar lo anterior con una anécdota personal. Como a todos los niños, a mis hijos les gusta subirse a los juegos mecánicos (aviones, trenes autos de carrera, etc.) que normalmente se encuentran en los centros comerciales y supermercados. Inmediatamente después de introducir la moneda en el juego que ellos han seleccionado comienzan invariablemente a mirar y concentrarse en el juego del lado, de manera que su experiencia presente se convierte en un mero trámite que no disfrutan en plenitud pues lo ahora importante es el próximo juego al que se subirán. Sin embargo, al subirse a aquel que habían estado deseando vuelve a ocurrir lo mismo y esta conducta se puede repetir tantas veces como monedas (de $100 antiguas) haya disponibles. Algo similar ocurre en Navidad cuando la emoción de abrir un regalo sólo es sobrepasada por la expectativa de qué habrá en el siguiente paquete, no alcanzamos a valorar y disfrutar el regalo recibido por estar preocupados en cuál será el siguiente y así sucesivamente. La moraleja es que debemos lograr un adecuado balance entre dos extremos negativos, por una parte vivir el presente sin preocuparse del futuro y por otra vivir en función de lo que vendrá descuidando el presente. Debemos entonces planificar y estar expectantes respecto a lo que nos depara el futuro pero al mismo tiempo ser capaces de aprovechar cada momento del tiempo presente.

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