28 de Febrero de 2012

Mundos Opuesto: Políticas Públicas en Villarrica y Aysén

Guillermo Larraín R. Académico de U. de Chile. Diario La Segunda 27 de febrero de 2012

Estas vacaciones hicimos un largo viaje por el sur de Chile, entre Villarrica por el norte y Puyuhuapi por el sur. El viaje sirvió para reflexionar sobre el crecimiento de las regiones en Chile. La ciudad de Villarrica es un ejemplo de lo que parece ser un buen complemento entre rol esencial del Estado y propio del sector privado. Hace un par de años se decidió hacer una costanera que permitiera aprovechar mejor su estupenda ubicación frente al lago. El resultado es espectacular: la obra ha permitido el desarrollo inmobiliario en un área de la ciudad que era un basural y la recuperación de playas que eran escoria. Ante la absurda congestión de Pucón, Villarrica se presenta como una alternativa de desarrollo en esta zona. Ningún esfuerzo privado hubiera podido en tan breve plazo recuperar estos terrenos y darle a la ciudad este nuevo aliento. ¿Cuál es el rol del estado al que hago referencia? El de coordinador de decisiones privadas producto de su capacidad de movilización de recursos propios y la incorporación en dicho proceso de conocimientos generales y estratégicos, que en el caso en cuestión fue apoyado por dos universidades. En este contexto el sector privado de Villarrica reaccionó adecuadamente, respondiendo de manera rápida y con calidad. Cada sector, el público y el privado, haciendo lo que les es propio ha permitido que la ciudad haya cambiado sus perspectivas de desarrollo futuro. El Estado también puede hacerlo menos bien que en Villarrica. En Valdivia, por ejemplo, se licitó un casino para la ciudad. El resultado es de dulce y de agraz. El hotel mismo es notable en términos de calidad en muchas dimensiones, excluyendo su inserción en el paisaje arquitectónico valdiviano. En una ciudad de edificios bajos, el hotel casino de 12 pisos entrega una vista privilegiada a sus huéspedes, pero a costa de afear de manera grosera el paisaje urbano. En Castro hay dos ejemplos opuestos de intervenciones urbanísticas. La negativa es el mall que será inaugurado en unos meses y que presenta varios problemas. Uno es que está ubicado en el centro de una ciudad muy congestionada en verano y que lo será cada vez más. Otro es que se erige como una mole de cemento que disputa la tradicional imagen de la ciudad: la catedral. Es además absurdo porque los usuarios de un mal no aprovechan la vista de un edificio en una locación de este tipo, como al menos lo hace el hotel casino e Valdivia. A esto hay que agregar que la empresa constructora no ha respetado la normativa local, finalmente haciendo una construcción significativamente más grande que lo autorizado. El ejemplo positivo en Castro es el hotel casino. Los usuarios, como en Valdivia, tendrán una vista estupenda, pero sus efectos sobre el paisaje urbano serán mejores. Finalmente, respecto de la Patagonia, el Gobierno ha anunciado la pavimentación de la Carretera Austral, que no solo mejorará la calidad de vida de los habitantes, sino que también facilitará que todos los chilenos puedan conocer esta maravilla natural. Aquí, el Estado sí realiza una labor que le es exclusiva: coordinar al sector privado en torno a un gran proyecto. Es evidente que todo Chile desde Hornopirén al sur necesita más políticas desde el Estado para que pueda haber más sector privado; entre otras cosas, porque el 83% de la tierra es de propiedad estatal. Hoy pareciera que la única es la realización de HidroAysén. Chile trata a la Patagonia chilena como un patio trasero que debe servir al desarrollo del centro, sin preocuparse por generar condiciones de desarrollo en la región. La pavimentación de la Carretera Austral sólo puede ser el inicio. ¿Qué requiere la Patagonia para desarrollarse? Es algo que debiera ser discutido con sus habitantes y el Estado debe ver las políticas que le permitan desarrollarse adecuadamente. Hay que compatibilizar el conocimiento específico de los habitantes de la zona con los conocimientos generales, estratégicos y la capacidad de gestión del Estado. Los habitantes de la Patagonia conocen los problemas que tienen y sus fortalezas. El Estado debiera conocer las características estratégicas de cada región; por ejemplo, que ésta es la que dispone de más agua dulce en Chile y, dicen, es la segunda reserva a nivel mundial. El futuro de la Patagonia chilena requiere de políticas específicas que mezclen ideas y recursos. Las ideas solo pueden surgir de un proceso de diálogo entre los aiseninos y sus autoridades. Los recursos los debe poner a disposición el Estado, pero no sólo financieros; puede aportar mucho más en tanto coordinador de decisiones privadas. Viajando por Chile se aprecia que el mero crecimiento definido por políticas macroeconómicas no basta. El desarrollo de las regiones requiere un nuevo enfoque que combine conocimientos locales con visiones estratégicas del gobierno central.

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