10 de Agosto de 2009
¿Por qué cae nuestro crecimiento?
Joseph Ramos Q.
Académico Departamento Economía Universidad de Chile
La Tercera 28/07/09
En los últimos 23 años el nivel de vida chileno se ha casi triplicado, todo un logro del cuál debemos de estar satisfechos. Sin embargo, hay dos períodos marcadamente diferentes – 1985-97 cuando crecimos a 7,6% anual, el período del milagro, y los últimos 11 años en que hemos crecido a la mitad de ese ritmo. Por cierto, como economía pequeña estamos sujetos a los vaivenes de la economía internacional. Por eso, dejando fuera la crisis asiática y la actual crisis internacional, aún así nuestro crecimiento ha estado lejos del período del milagro, creciendo a apenas 4,3% al año. ¿Qué explica esta desaceleración o es que el milagro fue la excepción y 4,3% es lo más que podemos?
En una palabra, siendo el nuestro un país de vocación exportadora, el crecimiento de nuestras exportaciones (en volumen) cayó de 10% anual durante 1985-97 a 6% al año entre 1997-2008. Y ¿por qué esta desaceleración tan fuerte en nuestras exportaciones, cuando la economía mundial, lo que determina la demanda por nuestras exportaciones, creció en ambos períodos a 3,1% anual? Dos razones.
Primero, el tipo de cambio real promedio de los últimos 11 años ha estado del orden de 15% por debajo de su valor durante el milagro: 10% menos en forma directa, más cerca de otro 5% menos, debido a la eliminación de los subsidios a las exportaciones “pioneras” (reintegro simplificado) y a la fuerte reducción arancelaria (de 15% en 1989 a un 2% efectivo en la actualidad). Un tipo de cambio real menor puede ser adecuado para exportaciones con altas rentas, basadas en recursos naturales, pero desalienta el surgimiento de exportaciones no tradicionales, las que son muy sensibles al tipo de cambio.
Segundo, se hace cada vez más difícil elevar rápidamente el volumen de exportaciones, cuando el 85% de estas son basadas en recursos naturales que ya han llegado a cierta madurez en su desarrollo en Chile.
Hace 35 años que Chile tomó la decisión difícil, pero correcta, de pasar de una estrategia de desarrollo basada en la sustitución de importaciones para un mercado interno enano a una estrategia de desarrollo hacia fuera. Ese vuelco estratégico explica el auge de nuestras exportaciones, las que lideraron nuestro fuerte crecimiento post 1985. Volver a crecer 6% al año implica que nuestras exportaciones aceleren significativamente su crecimiento actual para volver a liderar y jalar tal crecimiento. Dado la madurez de nuestras exportaciones actuales, lograr esto implicará aumentar especialmente las exportaciones no basadas en recursos naturales.
No creo que esto sea posible sin un tipo de cambio significativamente más elevado; una estrategia, todos cuyos instrumentos privilegien las exportaciones no tradicionales; y un sector empresarial que busque diversificar la canasta exportadora más allá de los recursos naturales. Faltando esto nuestra base exportadora se nos hará cada vez más estrecha, constriñendo nuestro ritmo de crecimiento prematuramente, como en estos últimos 10 años, mucho antes de llegar a ser país plenamente desarrollado.
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