02 de Diciembre, 2021

Sistema de pensiones: Boric vs. Kast

* Publicada en El Mostrador el 1 de diciembre

 

Ante este escenario electoral, parecen inevitables las comparaciones para evidenciar, con argumentos tan sencillos como confusos, quién tiene una mejor propuesta de gobierno. En general, las propuestas de ambos candidatos entregan mensajes ambiguos dejando ciertas dudas de su financiamiento e implementación.

 

Si solo nos orientamos al análisis de las propuestas de pensiones, en el programa de Gabriel Boric el esfuerzo comunicacional está en el énfasis de la No expropiación de los ahorros individuales y en la pensión única solidaria. Un mensaje subyacente es que todos, inequívocamente, tendrán mejores pensiones. 

 

Existen varias expresiones que se pueden analizar:

 

-“El pilar contributivo se incrementará a un 18%, y los aportes de cada trabajador a este fondo se asignarán a cuentas individuales acumulables en el tiempo”: Es importante destacar que esto ocurre solo si el trabajador decide cambiarse desde la AFP al sistema nuevo. Si decide mantener sus fondos en el sistema de AFP, lo que se descuente de su sueldo (18%) no irá a su cuenta individual, sino que se destinará al nuevo sistema. En otras palabras, si decide quedarse en las AFP, tendrás que pagar un impuesto adicional de un 18% del sueldo.

 

-Los fondos “Parte desde un piso de rentabilidad, evitando de esta forma que los riesgos del mercado financiero impacten negativamente en las pensiones, lo que disminuye la incertidumbre”: es una gran ventaja del sistema nuevo propuesto ya que un incremento de 1% en la rentabilidad de los fondos impacta en promedio un 20% la pensión futura. No obstante, también es su mayor debilidad, pues una rentabilidad mínima de los fondos no es asegurable a menos que sea subsidiada, lo que hace que el sistema sea inviable”.

 

Además, la propuesta indica que, si decides cambiarte al sistema nuevo, tus ahorros individuales pasan a dicho sistema, cuya rentabilidad es colectiva. El problema surge cuando es de esperar que la recaudación del sistema propuesto sea menor que los egresos de pago de las pensiones de los pilares no contributivos y contributivos, y al subsidio de asegurar una rentabilidad mínima. 

 

Tampoco la propuesta nueva asegura que tendrás mejor pensión. Por ejemplo, Maritza tiene 40 años y un ahorro total en su cuenta de capitalización individual que asciende a 18 millones de pesos. Probablemente, en un sistema equivalente su pensión proyectada, sin lagunas previsionales futuras, será de aproximadamente 500 mil pesos. Por otra parte, Claudio trabaja de auxiliar desde los 18 años y actualmente tiene 33 años y un ahorro de cuenta individual de 5 millones de pesos. Su pensión proyectada es de aproximadamente 300 mil pesos. Claudio y Maritza están prácticamente forzados a cambiarse al nuevo sistema ya que si no lo hacen deben pagar un 18% que será destinado al sistema público, en donde ellos no podrán aportar a su ahorro individual. Entonces, ambos se cambian ante la esperanza de que su pensión sea mayor que lo que potencialmente tendrían en el sistema de AFP. No obstante, esto no queda claro en la propuesta y, probablemente ambos tengan una pensión menor a la que esperaban en el sistema actual.

 

No cabe duda de que la ventaja del nuevo sistema propuesto es el alto grado de compromiso solidario que se encuentra dentro del pilar no contributivo. No obstante, es bastante cuestionable que se financie de manera autónoma y difícil de creer que con una simple alza de impuestos alcance cuando existen distintos mecanismos de elusión tributaria. El actual sistema de ahorro individual tiene un tamaño de 200 mil millones de dólares y el 75% de quienes mantienen ahorros individuales tiene menos hasta 45 años. Supongamos que todas las personas hasta los 45 años debiesen naturalmente cambiarse al sistema nuevo y que estas personas concentran un 20% del ahorro en las cuentas de capitalización individual, habría un aporte basal en cuentas individuales de 40 mil millones de dólares. Si consideramos que el sistema se encuentra en régimen y hay aproximadamente 1.2 millones de personas en condición de jubilarse dentro de los próximos 2 a 3 años, el sistema tendría un costo aproximado de 4500 millones de dólares al año. Claramente, con el pilar contributivo no basta, y el sistema tendría que echar mano de la liquidez existente en las cuentas individuales y, por tanto, podríamos tener un sistema que tendría una vida de 10 años aproximadamente, con las consecuencias nocivas de que todos los que participan de dicho sistema pierdan sus ahorros previsionales y queden sin pensión.

 

Por otro lado, el programa de José Antonio Kast se orienta a continuar con el sistema actual de capitalización individual e intentar mejorarlo con medidas tan variadas como poco concretas, las cuales se orientan a incrementos del pilar solidario, pensión básica universal, apalancamiento de activos, subir la cotización en un 4%, entre otras. No obstante, no ahonda en mayor medida en el cómo se pueden implementar este tipo de iniciativas.

 

El incremento del pilar solidario (sin traspasos cruzados con cargo al trabajador) o la implementación de una pensión básica universal parecen ser propuestas atractivas, y se encuentran alineadas con las propuestas de Gabriel Boric. No obstante, al igual que en el caso anterior, la viabilidad en su financiamiento es igualmente cuestionable ya esto queda “en función a las disponibilidades fiscales” (en otras palabras, si no hay plata olvídense de una pensión). Parece difícil pensar que con el hecho de reducir el estado sea suficiente si consideramos que el plan contempla una baja de impuestos sin atacar el problema de elusión, si bien potencialmente exista un shock de inversión que traiga mayor recaudación fiscal de mediano plazo.

 

Otra iniciativa es la de apalancar los activos como, por ejemplo, la posibilidad de tener hipotecas inversas. Esta opción no es una buena solución al problema actual ya que no tiene un componente solidario, y queda relegado a un grupo acotado de personas mayores que tienen propiedades y que, probablemente no tengan herederos. Aun así, también es probable que aquellas personas habilitadas para poder mejorar sus pensiones a través de este tipo de alternativa sean aquellas personas que menos lo necesiten.

 

En conclusión, las propuestas de ambos candidatos muestran puntos en común, como lo es el proponer una pensión básica universal. No obstante, la propuesta de Gabriel Boric parece tener un mayor componente solidario, pero al mismo tiempo dicho componente compromete la sostenibilidad de un sistema que es costoso y puede comprometer el ahorro individual de las personas que deseen participar del nuevo sistema de pensiones propuesto.

 

Mauricio Jara
Director Escuela de Postgrado