La Promesa de tasas de reemplazo del 70% hecha por Jose Piñera está costando caro a la reputación del sistema de AFP. Aunque la tasa de reemplazo de un trabajador de ingreso promedio puede variar entre 44% y 63%, el problema es su varianza: ésta puede estar entre 20% y 100%. Los más pobres y los más ricos están peor. Casi cualquier escenario es posible.
El problema no reside en la gestión financiera de las AFP. La rentabilidad promedio desde 2002 del Fondo A ha sido un 6,3% anual más inflación, el B 5,3%, el C 5,0%, el D 4,6% y el E 3,9%. Antes de 2002 las rentabilidades eran superiores. Son números razonables.
El problema es que mucha gente no puede ahorrar. Entre 1982 y 2009 la densidad de cotizaciones del primer quintil fue 14% del segundo 26% y del tercero 33%. En parte esto es por la rotación laboral hacia informalidad y autoempleo. En parte es por crisis los años 70 y 80 que, en un sistema de capitalización, dejó una marca permanente en la pensión, independiente de la responsabilidad de los individuos.
En todo caso, con tal frecuencia de cotizaciones es imposible que un sistema basado en el ahorro otorgue buenas pensiones.
Ha habido dos reacciones. Algunos dicen que el ahorro es innecesario, todo se puede financiar con transferencias. Otros dicen que si flexibiliza el mercado laboral aumentará el empleo y se podrán enterar las cotizaciones y ahorrar.
En la primera falla la lógica. La segunda me recuerda el chiste de los náufragos hambrientos en que el economista sobreviviente dice que para abrir la única lata de atún faltaba un supuesto: ¡que haya un abrelatas!
Necesitamos hacer algo difícil: pensar fríamente. Los sistemas de pensiones son muy importantes para las personas y la economía. El ahorro es necesario para enfrentar nuestro problema, pero debemos incorporar al sistema de pensiones otra lógica: la del segundo.
Un sistema de reparto tradicional no es viable en Chile. En 30 años pasaremos de 5 trabajadores por jubilado a 2. Y aun si éste complementa al pilar de ahorro, esa transición demográfica implica altas tasas de cotización que afectarían el empleo o bajas pensiones que estamos intentando corregir.
¿Cómo introducir la lógica de seguro?
Dividiendo la vida pasiva en dos. En la primera parte la probabilidad de sobrevivir es alta y la pensión se financia con ahorro. En la segunda, esa probabilidad cae y se requiere un seguro de longevidad, un sistema de reparto.
Para darle viabilidad financiera, la edad en la cual se pasa a la 4ª edad es la expectativa de vida al momento del retiro. La tasa de cotización estimada es de 2% promedio. La cotización puede aumentar gradualmente y ser creciente en nivel de ingreso, como el impuesto a la renta.
Como disminuye el plazo de financiamiento de la pensión con ahorro, éstas podrían subir un 20% promedio desde la implementación del nuevo sistema, lo que no es inmediato.
Para subir las pensiones en plazos cortos, dado el acuerdo de subir la cotización en 5% de cargo del empleador, sería razonable usar 2% para financiar mayores beneficios y/o cobertura del pilar solidario. Esto permite prácticamente duplicarlo. El otro 1% podría ir a la cuenta individual.
Del total de la cotización (16%), 5% financiarían seguros colectivos: básico, invalidez, sobrevivencia y longevidad desde un 1% actualmente. Esto representa una evolución significativa del sistema de pensiones con beneficios inmediatos y sustentabilidad financiera.