Comienza un nuevo año escolar, en medio de nuevas expectativas por consolidar las promesas de una buena educación que hemos hecho ante nuestras nuevas generaciones. Buena educación que es más que determinados puntajes en pruebas especiales, y que concierne principalmente a la formación de personas y ciudadanos con valores apropiados a la mejor sociedad que todos queremos. La forma de lograr este objetivo ha sido un permanente debate, aún con poca resolución en las instancias correspondientes. Pesan demasiados los objetivos instrumentales, aquellos en que domina el corto plazo y que impiden avanzar en lo estratégico, lo decisivo en cuestiones de educación. Los retos estructurales que pesan sobre nuestra educación en todos los niveles tienen que ver con contenidos, formación docente, gestión apropiada y financiamiento. En todos ellos se ha avanzado con dificultades, con gran temor y sin abordar los aspectos que parecieran más esenciales. Los contenidos están atrasados y son tumultuosos; la formación docente no ha sido atacada con el vigor que requiere un álgido problema nacional; la gestión entregada a municipalidades o privados requiere revisión; el financiamiento del sistema no puede seguir en menos de 60% de lo que hace equivalentemente la OCDE. Todo eso sin agregar los múltiples problemas que aún tienen el sistema de educación superior. Y por eso hay disconformidad: no es suficiente que los niños atiendan las escuelas, y que estas estén bien dotadas físicamente, si lo que ocurre dentro de ellas es aun materia de controversia e insatisfacción. Hay que avanzar mas en lo sustantivo, y al dialogo político debiera exigirse más en cuanto a los aspectos de largo plazo que requieren entendimiento nacional para garantizar reformas estables y sostenibles. El Chile desarrollado que soñamos requiere una mejor educación para todos, especialmente para los más pobres, los más carenciados de nuestra sociedad. Todo lo que se haga en esta materia será insuficiente y a ello debe abocarse la autoridad con visión de futuro y compromiso social.