20 de Marzo de 2014

Egresado Alberto Arenas visita FEN

Alberto Arenas, el ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, volvió ayer a su casa de estudios, la Universidad de Chile.

Diez minutos más tarde de lo estipulado, enfrentó a una audiencia plagada de estudiantes que, tras escuchar la primera ponencia pública del secretario de estado lo bombardearon con preguntas sobre la economía, la reforma tributaria, la energía y  hasta por su muñeca política.

El lugar escogido para su debut no fue al azar, en 1984 Arenas ingresó a estudiar Ingeniería Comercial a la casa de Bello, donde permaneció por cinco años y llegó a ocupar el cargo de vicepresidente del centro de alumnos de la facultad. Al presentarlo el vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios, Enrique Manzur, recordó el día en que el jefe de las finanzas públicas comenzó sus estudios. “Nadie pensó que iba a ser ministro de Hacienda”, confesó mientras proyectaba como telón de fondo la foto de un joven y menudo Arenas.

Tras ello, el secretario de Estado tomó la palabra y comenzó su exposición detallando los beneficios de la regla de superávit estructural, para luego abordar los lineamientos del proyecto de reforma tributaria. 

Ya en la parte final de su exposición dejó el estrado, y como quien inicia un “stand up comedy”, se ubico en el centro del escenario.

Ahí contó el imprevisto que tuvo cuando fue a retirar su título de Ingeniero Comercial. La secretaria le advirtió que no se podía titular por que le faltaban dos cursos electivos y el trato de “negociar” una salida alternativa, pero sin éxito. Como ya trabajaba buscò los cursos que se dictaban los días sábado y como las opciones eran escasas aprendió por las mañanas pintura al óleo y entrenò básquetbol por la tarde. De esta manera, el ministro de Hacienda tuvo que cursar un semestre de ambos cursos por su respectivo examen final para lograr titularse. En sus palabras finales les dijo a los alumnos presentes “De aquí saldrá un futuro director de Presupuestos o un ministro de Hacienda”, tal como un profesor le había dicho a él hace treinta años.