España y Chile, nos necesitamos

Los eventos acaecidos en el mundo en los últimos meses, los que ciertamente afectan a nuestros países, nos llevan a explorar nuevos caminos de entendimiento y a reforzar lazos históricos comunes.

España ha sido golpeada por una severa crisis sanitaria, con devastadores efectos para la vida de muchos y con impactos serios sobre su economía. Si a lo anterior, le agregamos la crisis de Cataluña y el violento escenario político, percibimos a la distancia que vienen días difíciles para nuestra querida España. Por su parte, Chile, enfrentó un estallido delictual en octubre pasado, gatillado -no por la muerte de una persona como en los Estados Unidos- sino por el alza del costo del billete del metro de Santiago, y posteriormente, los severos estragos del coronavirus.

Chile también, está seriamente afectado en su economía y en su convivencia interna. El país ha debido hacer frente a una masiva inmigración ilegal, promovida por la ex presidenta Michelle Bachelet, actual comisionada de derechos humanos de la ONU. Casi un millón de inmigrantes sufren los efectos de una economía mas ralentizada. A lo anterior, se suma una dura ofensiva de grupos radicales que insisten en generar caos en la región de la Araucanía, en donde empresarios forestales y agricultores son víctimas de ataques subversivos diarios con una muy débil respuesta política y judicial. En lo positivo, observamos a un sector privado muy consciente de sus responsabilidades, tanto en España como en Chile.

Existen en carpeta importantes proyectos de infraestructura hospitalaria, de rutas, puertos, embalses y aeropuertos, a los que las empresas españolas están mas que bienvenidas. Los espacios de colaboración son infinitos y ya los primeros encuentros remotos se han materializado con éxito y apenas las condiciones sanitarias lo permitan, una potente delegación empresarial chilena se hará presente en España para ratificar el interés de gremios patronales, por incrementar las inversiones y el comercio en ambas direcciones. Al igual que en España, Chile enfrenta no pocas veces, la falta de realismo de actores políticos que piensan que reduciendo jornadas laborales y aumentando la injerencia del Estado, las cosas mejorarán. Está más que probado, también en nuestra Sud América, que los experimentos populistas no conducen a ninguna parte.

Con España nos une una lengua común, la fe en Dios y una historia de 500 años, con sus altos y bajos, más al fin historia compartida. Tras un período difícil, es el momento de levantar la vista y mirar hacia adelante para proyectar nuestras economías en beneficio de nuestros pueblos. En algunos productos, como en los vinos, competiremos lealmente en distintos mercados, más en otros como en la fruta seremos complementarios, como también en la educación, en donde un creciente número de universitarios chilenos ven en España un lugar ideal para perfeccionarse y tener una experiencia laboral europea. Hay otras tareas comunes que debemos acometer, como son la defensa de la familia, de nuestras tradiciones y de nuestra bandera. Los símbolos y las formas de acercarse a la naturaleza y la historia son parte de un acervo cultural valioso el cual debemos compartir y proteger de manos de anarquistas y también de organismos de dudosa probidad que andan detrás de una globalidad furiosa y una mal entendida diversidad.

Debemos trabajar para que más españoles visiten Chile y transiten desde el árido desierto del norte hasta el extremo sur del continente que se proyecta a la Antártica. Entremedio, podrán contemplar montañas imponentes y fértiles valles que producen tanta fruta como es difícil imaginar. El visitante hispano será bienvenido, al igual como lo somos los chilenos al recorrer una península maravillosa que es hospitalaria con la visita de quienes buscan encontrar sus orígenes en pueblos andaluces, catalanes, vascos o extremeños. Reconociendo que la historia de España, su arquitectura y su cultura son difíciles de igualar, modestamente los desafiamos a cruzar el charco y dejarse caer tras los andes, en busca de nuevos desafíos y experiencias.

El Asia en general y China en particular, atraen las miradas por el tamaño de sus mercados, su crecimiento económico y su desarrollo tecnológico. Pero no debemos olvidar que España tiene ventajas objetivas a la hora de pensar en América Latina y dentro de ese diverso continente, Chile ha demostrado su capacidad de proyectarse a pesar de la distancia y de su compleja geografía. Primer miembro sud americano en sumarse a la OECD, campeón mundial en tratados de libre comercio y una economía abierta al mundo desde hace ya varias décadas. Invitamos a los empresarios españoles a validar estos pergaminos y a confiar en Chile y en la solidez de sus instituciones.

Este artículo también fue publicado en el Diario ABC de Madrid el 23 de junio.